miércoles, 22 de junio de 2016

RESPUESTA A UNA VIEJA CARTA


… en cambio yo considero  que debes sentirte feliz por todas las cosas buenas que puedes disfrutar en ese país donde vives, minimizando la nostalgia del terruño y el recuerdo de los tiempos en que todo era mejor. A tí te cabe aquello de: “ ojos que no ven…” porque tu corazón sufriría  mucho más al poder apreciar en lo que han quedado tantos recuerdos, tradiciones y lugares comunes. Y no es que quiera despotricar de la actualidad, sagrada para todos a quienes les pertenece, sino que me disgusta al compararla  con lo que acontecía en aquellos tiempos. Y para qué te cuento las “cabreadas” que me pego a diario por distintos motivos .Para muestra: la hija menor de un vecino, una pelaíta de sólo doce años, no quiere ir a hacer un mandao, y eso que la tienda le queda a unos cuantos metros. La hermana mayor se enojó y hubo pelotera generalizada. Te acuerdas cuando nosotros éramos pelaos? Los mandaos eran una obligación seria en lo que a aceptarla y cumplirla se refería, y había que levantarse a las cinco de la mañana a buscar la leche de potrero donde la señora gorda aquella que tenía una vaca de patio llamada “ Mariposa”, entonces no había la ganga de comprar leche refrigerada en las horas de la noche ni el pan con auto servicio, por lo cual uno tenía que estar en pie con las gallinas y con los soldados del Batallón La Popa porque había también que ir a buscar las arepas donde la niña Eladia o los bollos limpios donde la “Mona” Pernett. Y  ni domingos ni feriados descansaba uno porque esos días era peor: el papá o el hermano mayor estaban “enguayabados” y se les antojaba chuleticas o huevos con tocino y había que arrempujársela a pie hasta la matanza clandestina del tuerto Bornacelly, mucho antes que el negro Adán fuera líder del negocio; y todo era lejos, oíste, porque en la tienda del viejo Custodio, que nos quedaba más cerca, lo que vendían era guayaba del palo de la casa, arropilla y guarapito del colorao. Y no es que uno no se cabreara, porque íbamos corriéndole la madre a la vida y renegando de la condenada suerte, pero nadie se atrevía a decir que no. La disciplina hogareña de aquellos tiempos no lo admitía y eso fue una especie de servicio militar que nos hizo adquirir la dosis de resignación necesaria ante tanta estupidez como la que tendríamos que ver después. Ejemplo: la del deportivo de la televisión que en un evento celebrado en Acapulco, en el estadio había una banderola que decía GUERRERO y el tipo con cara de bobo preguntaba cada rato: “ quién será ese señor ah,” .Bueno él diría que las estrellas de T.V. sobre todo  las deportivas  no tienen por qué saber que Acapulco queda precisamente en el Estado de Guerrero, México. Los pantalones cortos, realmente me sorprende, porque en el país donde tú vives hace mucho nos mandaron junto con otra sarta de vainas esa que no es más que calzoncillos , sólo que en distinta tela, con franjas a los costados o leyendas en el poto y que hace ya mucho tiempo lucen montones de piernipeludos o tolillos pelaos por ahí. Es que ahora la vaina es al revés porque mi bisnietecito que solo tiene dos años, ni de vainas que quiera salir en calzoncillos, mientras que un vicario otra vez les digo que “cucho” es cachaco, que tiene las piernas como el “curvo” Harris ( te acuerdas, aquel primera base panameño que trajo el ARMCO )anda siempre mostrando los palos de escoba que tiene por extremidades. Me dices también que me escribes a mano y que mi respuesta sea igual, recordándome un detalle emotivo: que todavía conservas aquella carta que le hice a Clarita y que cometí la maricada de mandarla contigo, midiendo tú uno con ochenta y yo uno  con sesenta y cinco; eso sí ignorando que tú estabas tragado de ella; pero me acuerdo también que te jodiste porque Clarita que no le gustaba el basquetball aceptó fue al pequeñín de “Ñaño” Sánchez que era pelotero. El caso es que nadie hoy escribe a mano hombre, casi que ni a máquina, el computador ha acabado con todo eso y por ahí muy de vez en cuando se recibe la carta mecanografiada de un abogado que recuerda que alguien no ha pagado las dos últimas cuotas de cualquier vaina, o la  de la casera diciendo que “el pago es adelantado  y a fecha 3, todavía no se ha cancelado el mes en curso”. En ese aspecto sí me he contagiado con lo moderno porque no escribo nada a mano desde que el Banco me canceló la cuenta por bajo promedio y lo único que yo hacía manuscrito eran cheques generalmente posdatados. También pides que recordemos nuestra época de bancarios. Cómo olvidarla, si esos “cobradiario” disimulados y con nombres elegantes, cada vez están peores en servicios y cobran hasta la mirada a los cajeros(as) malucos que tienen .Igualito a entonces cuando en nuestro Banco trabajaron una candidata a señorita Atlántico, una ex reina del Carnaval y una Reina del Mar .Y los programas de radio? Vaya si es emocionante recordarlos. El que mencionas y también “CONTRAESPIONAJE” que fue primero que “EL CAPITÁN SILVER” y muy anterior a “OJO DE ÁGUILA”. Finalmente, eso de “la radio actual ya que formas parte de ella” no lo puedo contestar por razones comprensibles .En otra ocasión te escribiré sobre eso porque recuerda que no me gusta escribir a mano y ya es tiempo de terminar. Y en cuanto a que antes había más madurez…seguro! Hoy somos tan maduros que no nos dejamos llevar por pendejadas como coleccionar tapas o envases a ver si conseguimos el carro que no hemos logrado tener camellando. Maricadas esas. Bueno hermano te dejo porque uno de mis nietos adolescentes entró muy contento .Con suerte es que le salió la otra mitad del micro ondas, porque la otra parte me salió a mí la semana pasada.

Afectísimo amigo.

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