lunes, 13 de junio de 2016

EL PRIMER CACHACO TRIUNFADOR EN EL VALLENATO


Mejor sería decir que fue el primer rey vallenato cachaco aunque no recibió título oficial ni ciñó corona alguna porque eso entonces no era ni sueño; pero si reinar es ejercer dominio sobre las masas y establecer records de venta de la mercancía que parecía ser potestativa del Magdalena pa’entro, entonces sí que lo fue. Porque vender un solo artista el 10% del total de discos de un país es más que una hazaña. En aquel 50 era más fácil la contabilización del producto porque solo se vendían discos de 78. Además en aquellos tiempos no había posibilidad de elección y el comprador adquiría el producto solo cuando era excepcionalmente bueno, si no, se abstenía de comprarlo. Ahora qué tal vender uno de cada tres discos producidos en Colombia? Pues todo eso lo logró un hombre, un artista colombiano, JULIO TORRES MAYORGA al frente de un conjunto, Los Alegres Vallenatos, que no sólo estuvo en los cancioneros de entonces sino que logró “tapa” en una publicación tan famosa como SEMANA que se ocupó de ellos el Sábado 30 de Diciembre de 1950 que aparte de la portada comentaban que “el disco más tocado del fin de año era un sello Vergara “Los Camarones” con respaldo de “El aguacero”. La voz de tenor que los canta y la guitarra son de Julio Torres M. su autor”.  Pero la  revista no podía prever que aquello iría más lejos convirtiéndolo en el futuro en episodio histórico de una modalidad musical que iba a dar mucho de qué hablar. Quienes vivieron el vallenato posterior y se hacían lenguas de su difusión y ventas no vivieron seguro aquellos tiempos ya que quien haya estado metido toda la vida en el asunto, debe saber que rebulicio mayor ya se había presentado y por ello Julio Torres es el más importante ejemplo. Porque no fue hazaña que algunos costeños pusieran a bailar el vallenato a un buen número de cachacos. Hazaña fue que un conjunto cachaco hubiera hecho bailar a la costa y resto del país, vallenato hecho por cachacos. Eso fue lo que hizo Torres en unos pocos meses y aumenta de méritos cuando se analiza que el inmortal Guillermo Buitrago no tenía un año de  muerto y sus discos seguían pegando en todas partes. Julio Torres tenía 20 años cuando un jilguero celestial se posó en la Sierra Nevada buscando a Guillermo Buitrago para llevárselo como solista para ir a cantarle al gran Dios. El muchacho tenía inclinaciones musicales pues su padre y homónimo el viejo Julio, además de pianista había hecho teatro y fue maestro de Sofía Álvarez la primera gran vedette colombiana que se consagró en el cine mexicano. Tenía también un hermano, Carlos, artistazo en México primero locutando y luego cantando, para después venir de paso  a Barranquilla y triunfar con la gran orquesta del maestro Pacho Galán del    que ha sido su más grande intérprete en la época dorada del merecumbé. Julio no podía hacer quedar mal a la familia y se le ocurrió la pendejadita de ser el sucesor de Buitrago. Ni para qué decir lo que se rieron de él. Pero lo logró. Cuando la muerte de Buitrago primero y el destierro de Bovea después, dejaron el título vacante fue entonces cuando el cachaco ganó ante el asombro de todos, que no tuvieron más que decir:”el Rey ha muerto, viva el Rey” .Le costó mucho trabajo, obviamente y porque además él hizo un tema titulado “Los camarones” en el que utiliza parte del estribillo de una anónima copla tolimense:  “ Camarón de mi vida los chirriquitico, zambullidores que andan por debajo del agua”. Pero aunque quisieron no la pudieron descalificar porque él la compuso realmente inspirado en el apretujamiento de un bus bogotano que lo lanzó contra un señor que iba leyendo los titulares del triunfo de Miriam Sojo la barranquillera reina de belleza del 49: “camarón salió/ allá en Cartagena/ a ver a la bella /Miriam Sojo ( que es la reina).Pero Julio no estaba contento pues sabía que debía dar un golpe mejor y una noche vino el éxito. Julio fumaba escondido porque su abuela Berenice no lo dejaba, y esa noche se quedó sin cigarrillos y sin chance de pedirle a la abuela, decidió salir a buscarlos. Era Octubre y al regreso se mandó el aguacero .Julio tocaba duro la puerta pero el ruido de los truenos y el sueño pesado de la  abuela impedía que le abrieran. Y ahí mismo, porque artista es artista, salió la canción que le dio el campeonato: “el aguacero que me está cayendo/ negrita linda ya me tiene loco/ con este frío que me está matando y el aguardiente queda ya muy poco.” Para entonces Julio Torres Mayorga, ni siquiera conocía el mar, y sin embargo se convirtió en el cantor por excelencia, de esos ritmos para lo que empleaba además de la temática acostumbrada, y copiando algo de Buitrago que lo había hecho tres años antes de aquel momento, y 40 anteriores al samario Carlos Vives, bongó, trompeta, clarinete, güiro, bajo, percusión y flauta, acompañado por los hermanos Morales Hommo y Custodio, José Mejía, Jorge Rojas, y Eliseo Márquez. En la foto que ilustra este trabajo Torres es el cuarto de derecha a izquierda, con su guitarra, al lado del fuelle. Después defendió brillantemente el título grabando “Me voy a Plato”, “ Mi canoa”, “ La colegiala”, “ Tu carta”, “El sancocho”, “La totuma” y otros, temas todos de su inspiración paseándose exitosamente por el país con su reciente éxito “Pomponio” interpretando los temas de Guillo Buitrago por quien siempre sintió adoración e imponiendo aquel merengue inolvidable: “Mi aguinaldo”. Finalmente la grandeza de Torres es tal que le devuelve al acordeón su importancia desplazado por el Rey Buitrago y por Bovea excelentes punteros de guitarras, inimitables. Cosa que habían intentado sin éxito muchos nombres  ilustres. Se dirá que lo hizo porque Buitrago había muerto y Bovea había dejado el país; pero…por qué no otro sino precisamente él? Porque Julio Torres entendió que lo de menos es con qué se toque sino lo que se toque, y de tal suerte él no se limitó a seguir letras sino que hizo sus canciones, llevó el comando con la guitarra y supo instruir a su fuelle Jorge Rojas para triunfar donde otros quedaron tendidos. Los hombres pasan pero sus realizaciones a veces los convierten en leyendas eternas como el misterioso, casi macabro caso de Julio Torres que solo duró un año triunfando y cuando recibió el trofeo, decidió irse a Cartagena a conocerla y a ver por vez primera el mar que tanto amó, el agua a la que tantas veces cantó. Un absurdo accidente, un estúpido resbalón en cubierta, y el mar se lo llevó para siempre. Aunque solo fuera por eso Julio Torres es un artista inmortal.

2 comentarios:

  1. ¡Muy buena y entretenida la reseña! Gracias.

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  2. Genial. Siempre habìa sido para mi una incògnita la musica de Torres que ademàs suena cachaca pero es caribe. Genial.

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