domingo, 5 de junio de 2016

AQUELLOS TIEMPOS DEL CORBATÍN



Y las corbatas? Me abstuve de incluirlas porque siempre quedan unos cuantos  Gerentes, vigilantes de empresas privadas, y algunos que otros choferes que las usan y así sean “ropa e’ trabajo” no han permitido su extinción total. Conste que hablo de Barranquilla, aunque Bogotá también me da la razón porque hay muchos Ministros, funcionarios y lagartos que usan saco pero sin corbata y con el cuello de la camisa desabotonao, vaina nada nueva tampoco porque yo en el 56 siendo bancario y aburrido de usar corbata diariamente iba a bailes con mi entero Valher, camisa Puritan deportiva con el cuello abierto. Pero en lo que hace al corbatín ese sí que quedó como potestad de meseros, bueno de algunos, según el sitio que se frecuente. El corbatín pasó a  “formar entre los muertos” y  “no se fue extinguiendo como candil que se apaga” sino que se acabó así de pronto y le cogieron tanta bronca que hasta las chicas le hacen el “fo” a cualquier artista que ose todavía clavarse esa mariposa bajo la barbilla. Vaya con aquellos tiempos de corbatas y corbatines! Era indispensable tener buena cantidad de ellos en formas y colores porque era la moda y el acabose fue cuando los chulos de las películas mexicanas se vestían con trajes claros, camisas oscuras y corbatas claras también, digamos beiges que lógicamente se ensuciaban con gran rapidez. Después o casi simultáneamente, los mismos chulos cambiaron la moda cuando se zamparon corbatas con un fondo de color chillón que llevaban estampadas mujeres como Dios las echó al mundo. Honrando la verdad esto no caminó mucho porque los  muchachos entonces eran menos lanzados que los actuales, sin perjuicio que hubiera algún atarván que se anudaba aquella corbata horrible y pretendía con optimismo que lo admiraran. Producto de una protesta de la gente decente ante el desafuero de los mexicanos, directivos de las grandes compañías cinematográficas aztecas suspendieron esa práctica y fue ahí cuando el corbatín cogió fuerza en la muchachada y momentos hubo en que hasta desplazó a la corbata. Y vea que el corbatín también tenía sus problemas porque primero se sujetaban con tirillas y broches y ello hacía que se corrieran hacia un lado y así el que lo llevaba andaba con espejitos  en los bolsillos para mirarse cada rato y chequear el condenado corbatín. Además los malditos desteñían y yo todavía recuerdo mi frustración cuando después de años de soñar con una “Arrow” cuello duro mi anhelo se cumplió en la graduación y el corbatín me la desgració con una mancha roja alrededor de su impecable cuello. Yo creo que también ahí tenía  su influencia el cine mexicano, porque el corbatín lo usaban los chachos, los galanes, y cuando algún tipo no muy limpio lo llevaba, no se trataba de un vulgar explotador de mujeres, sino  de un boss, un jefe de pandillas de alto turmequé estilo Ramón Gay, Antonio Badú o David Silva. Además Los Panchos generalmente los usaban y como el primer trío de América era la sensación no quedaba más remedio que imitarlos aún con los dos riesgos ya anotados; sin embargo como siempre surgen soluciones, se inventaron los corbatines con ganchitos que se sujetaban a las puntas del cuello y ofrecían la seguridad que no giraría de un lado a otro; pero bien pronto surgió el problema por las sudadas que uno se pegaba en los bailes, los ganchitos se oxidaban y también  desgraciaban los cuellos de las camisas con horribles manchas que parecían de…Reemplazaron el material pero el plástico entonces era muy malo, no sujetaba bien y hasta se partía como cuando mi primo Alfredo recién desempacado de Baranoa, tirando unos pases de mambo vio que su corbatín salía volando y lo malo fue que el corbatín cayó en el escote de la dama y mi primo buscándolo descendió hasta profundidades mayores hurgando hasta cuando la muchacha le dio su cascarazo y luego mi primo no lamentaba la pérdida del corbatín ni el bofetón como el hecho de no haberlo recobrado para guardarlo de recuerdo, no sé para qué; tal vez para pasarlo por la mejilla para compensar el cipotazo con el roce del que a su vez había estado en sitio tan agradable. Finalmente el plástico fue mejorando y el sistema de sujeción se modificó en una especie de gancho de carnicería en miniatura colocado en el centro del corbatín y clavándolo justo en la manzana que junto con las demás desventuras que pasamos por su barrabasada, nos legó nuestro padre Adán. Y así después de peripecias mayores que la supuesta elegancia, el uso del corbatín fue suspendido recobrándose las corbatas que también han tenido sus cacharros y por eso ya tampoco hay muchas exceptuando las del Municipio, Departamento, Nación etc. Sí, los corbatines tenían sus vainas como la que le pasó a Pedro Blanco (no  confundir con un futbolista que tuvo el Junior) que molesto porque el corbatín se torcía reemplazó los tirantes de tela por unos de caucho de ese del que se usaba para hacer los zuecos. Después de gozar con las guarachas de “Aquella Billos” Pedro se sintió agotado y como el corbatín le quedaba tan apretado, luego de una buena ronera vino el chasco. Resulta que recién habían llegado los Alka-Seltzer y Pedro Blanco bruto como él solo, creyó que eran tomadas como las otras. Todo borracho se metió la tableta y tomó unos sorbos de agua, se quedó dormido y cuando despertó fue en un centro asistencial donde su vieja lo llevó porque “mi pobre hijo se está muriendo…tiene la cara “morá” y bota espuma por la boca”. El médico de turno sonrió y se limitó a decirle a la enfermera  que le cortara el caucho y casi enseguida Pedro Blanco recobró la tranquilidad y se prometió que por lo menos habría dos cosas que no haría más en su vida: tomar Alka-Seltzer y usar corbatín. Rigurosamente cierto: Don Pedro que va a cumplir 91 años y sigue tan campante dejó las dos cosas, pero me contaron recientemente que a su edad todavía se mete sus petacazos y conserva en su dedo anular derecho la sortija de indio que le regaló su inolvidable amigo y hermano del alma, JULIO RUÍZ HERNÁNDEZ que se fue hace 17 años.

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