Y las corbatas? Me abstuve de incluirlas
porque siempre quedan unos cuantos
Gerentes, vigilantes de empresas privadas, y algunos que otros choferes
que las usan y así sean “ropa e’ trabajo” no han permitido su extinción total.
Conste que hablo de Barranquilla, aunque Bogotá también me da la razón porque
hay muchos Ministros, funcionarios y lagartos que usan saco pero sin corbata y
con el cuello de la camisa desabotonao, vaina nada nueva tampoco porque yo en
el 56 siendo bancario y aburrido de usar corbata diariamente iba a bailes con
mi entero Valher, camisa Puritan deportiva con el cuello abierto. Pero en lo
que hace al corbatín ese sí que quedó como potestad de meseros, bueno de
algunos, según el sitio que se frecuente. El corbatín pasó a “formar entre los muertos” y “no se fue extinguiendo como candil que se
apaga” sino que se acabó así de pronto y le cogieron tanta bronca que hasta las
chicas le hacen el “fo” a cualquier artista que ose todavía clavarse esa
mariposa bajo la barbilla. Vaya con aquellos tiempos de corbatas y corbatines!
Era indispensable tener buena cantidad de ellos en formas y colores porque era
la moda y el acabose fue cuando los chulos de las películas mexicanas se
vestían con trajes claros, camisas oscuras y corbatas claras también, digamos
beiges que lógicamente se ensuciaban con gran rapidez. Después o casi
simultáneamente, los mismos chulos cambiaron la moda cuando se zamparon
corbatas con un fondo de color chillón que llevaban estampadas mujeres como
Dios las echó al mundo. Honrando la verdad esto no caminó mucho porque los muchachos entonces eran menos lanzados que
los actuales, sin perjuicio que hubiera algún atarván que se anudaba aquella
corbata horrible y pretendía con optimismo que lo admiraran. Producto de una
protesta de la gente decente ante el desafuero de los mexicanos, directivos de
las grandes compañías cinematográficas aztecas suspendieron esa práctica y fue
ahí cuando el corbatín cogió fuerza en la muchachada y momentos hubo en que
hasta desplazó a la corbata. Y vea que el corbatín también tenía sus problemas
porque primero se sujetaban con tirillas y broches y ello hacía que se
corrieran hacia un lado y así el que lo llevaba andaba con espejitos en los bolsillos para mirarse cada rato y
chequear el condenado corbatín. Además los malditos desteñían y yo todavía
recuerdo mi frustración cuando después de años de soñar con una “Arrow” cuello
duro mi anhelo se cumplió en la graduación y el corbatín me la desgració con
una mancha roja alrededor de su impecable cuello. Yo creo que también ahí
tenía su influencia el cine mexicano,
porque el corbatín lo usaban los chachos, los galanes, y cuando algún tipo no
muy limpio lo llevaba, no se trataba de un vulgar explotador de mujeres, sino de un boss, un jefe de pandillas de alto
turmequé estilo Ramón Gay, Antonio Badú o David Silva. Además Los Panchos
generalmente los usaban y como el primer trío de América era la sensación no
quedaba más remedio que imitarlos aún con los dos riesgos ya anotados; sin
embargo como siempre surgen soluciones, se inventaron los corbatines con
ganchitos que se sujetaban a las puntas del cuello y ofrecían la seguridad que
no giraría de un lado a otro; pero bien pronto surgió el problema por las
sudadas que uno se pegaba en los bailes, los ganchitos se oxidaban y también desgraciaban los cuellos de las camisas con
horribles manchas que parecían de…Reemplazaron el material pero el plástico
entonces era muy malo, no sujetaba bien y hasta se partía como cuando mi primo
Alfredo recién desempacado de Baranoa, tirando unos pases de mambo vio que su
corbatín salía volando y lo malo fue que el corbatín cayó en el escote de la
dama y mi primo buscándolo descendió hasta profundidades mayores hurgando hasta
cuando la muchacha le dio su cascarazo y luego mi primo no lamentaba la pérdida
del corbatín ni el bofetón como el hecho de no haberlo recobrado para guardarlo
de recuerdo, no sé para qué; tal vez para pasarlo por la mejilla para compensar
el cipotazo con el roce del que a su vez había estado en sitio tan agradable.
Finalmente el plástico fue mejorando y el sistema de sujeción se modificó en
una especie de gancho de carnicería en miniatura colocado en el centro del
corbatín y clavándolo justo en la manzana que junto con las demás desventuras
que pasamos por su barrabasada, nos legó nuestro padre Adán. Y así después de
peripecias mayores que la supuesta elegancia, el uso del corbatín fue
suspendido recobrándose las corbatas que también han tenido sus cacharros y por
eso ya tampoco hay muchas exceptuando las del Municipio, Departamento, Nación
etc. Sí, los corbatines tenían sus vainas como la que le pasó a Pedro Blanco
(no confundir con un futbolista que tuvo
el Junior) que molesto porque el corbatín se torcía reemplazó los tirantes de
tela por unos de caucho de ese del que se usaba para hacer los zuecos. Después
de gozar con las guarachas de “Aquella Billos” Pedro se sintió agotado y como
el corbatín le quedaba tan apretado, luego de una buena ronera vino el chasco.
Resulta que recién habían llegado los Alka-Seltzer y Pedro Blanco bruto como él
solo, creyó que eran tomadas como las otras. Todo borracho se metió la tableta
y tomó unos sorbos de agua, se quedó dormido y cuando despertó fue en un centro
asistencial donde su vieja lo llevó porque “mi pobre hijo se está
muriendo…tiene la cara “morá” y bota espuma por la boca”. El médico de turno
sonrió y se limitó a decirle a la enfermera
que le cortara el caucho y casi enseguida Pedro Blanco recobró la
tranquilidad y se prometió que por lo menos habría dos cosas que no haría más
en su vida: tomar Alka-Seltzer y usar corbatín. Rigurosamente cierto: Don Pedro
que va a cumplir 91 años y sigue tan campante dejó las dos cosas, pero me
contaron recientemente que a su edad todavía se mete sus petacazos y conserva
en su dedo anular derecho la sortija de indio que le regaló su inolvidable
amigo y hermano del alma, JULIO RUÍZ HERNÁNDEZ que se fue hace 17 años.
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