lunes, 30 de mayo de 2016

RAUL LÓPEZ: TRIUNFÓ SOBRE TODOS Y TODO.


A uno de mis programas llamó una vez un tipo diciendo que a él no le gustaba ese cantante y que no se explicaba cómo pudo pegar discos. Yo le contesté: “cosas de la vida. Seguro tú con la voz que te oigo no le gustas a ninguna mujer y sin embargo hubo una que cargó contigo”.

Yo lo había programado porque varios lo habían pedido, rememorando su gran éxito: “el día que te encontré/ de ti yo me enamoré/ mi corazón por tu amor/ con pasión palpitó”/. Y en verdad JUANITA BONITA fue suceso indiscutible, tanto que con toda la calidad de Memo Morales, cuando la grabó no pudo superar la  versión de Raul López. O sea que ocurría lo de siempre: unos sí y otros no por un cantante; pero el caso es que igual que aquel oyente de voz maluca habían opinado en tiempos idos varias personas y no profanas precisamente. Y es que Raul  cuando empezó era un verdadero desastre: no tenía cuadratura, no sabía cantar y lo poco que esbozaba era un intento de imitación condenado al fracaso. No se esperaba de aquel muchacho nada bueno, porque con esa gracia que tenía Edmundo Arias nos dijo que cuando Raul empezó era tan malo para la medida “que había que seguirlo con detective”. Por eso si siempre lo he llamado “el triunfador colombiano” no lo hago solamente porque haya tenido éxito en el mundo del disco, sino porque triunfó contra muchas cosas adversas  sobre pronósticos fatalistas y finalmente triunfó sobre sí mismo dejando una tendencia absurda de imitación. RAUL LÓPEZ nació en La Unión, Valle del Cauca, en Septiembre de 1932 y con un título de maestro escuela y solo 22 años se presentó a probar suerte en Medellín llegando como era obligado entonces al Hotel Latino conocido como “La pensión mondongo” ya que el gracejo costeño de la gente que estaba allí había rebautizado así al sitio donde para fortuna de todos vivía Edmundo Arias y como el exitoso compositor y músico de siempre era también valluno, allá le caían sus paisanos y con ese cuento solicitaban y obtenían ayuda. Estaba en boga el apodo de “Cabecenido” con el que se conoció siempre al gran maestro colombiano y resulta que Raul con esa embarazosa actitud de quien llega en pos de algo no supo qué decir cuando se halló frente al hombre que podía decidir su destino y para acabarla de embarrar, lo saludó así: “cómo está Don Cabecenido?”Arias lo probó y le dijo que no tenía ni cinco de cuadratura y que además debía dejar de imitar a Charlie Figueroa. Total, el célebre arreglista lo “zafó” y confiesa que NUNCA pensó que aquel muchacho pudiera cantar, tal era su falta de medida. Por ello seguía contando el autor de Ligia, mi sorpresa fue grande cuando tiempo después Raul López pegó un disco. “Oíste hombre, pero cómo lo hizo?” Y menos se lo explicaba el gran director de orquesta porque después cuando él lo tomó en sus manos para que grabara con su agrupación,  Raul seguía sin cuadratura. Sucedió que desahuciado por el maestro Arias Raul López se fue para donde Jesús Montoya propietario del cancionero “El Tangón”, quien tenía sus inquietudes de compositor. Practicando y bregando grabó con guitarras un pasillo de Montoya y un bolero que Raul compuso y ese fue el disco que pegó tal vez porque no lo acompañaba una gran orquesta sino dos guitarras y unas maracas. Con posterioridad Otoniel Cardona de Sonolux le manda a Edmundo ( al cantante de moda) para que grabara dos mil placas de “Llora corazón” y al reverso la guaracha “Van pa’  la guerra”. La sorpresa del arreglista fue enorme cuando vio frente a él otra vez al maestro escuela de La Unión y sobre todo cuando después de 12 horas de intento López no pudo cantar “Cuando llora el corazón/ es porque lo abandonaron/ el cariño le negaron/ pobrecito corazón/…” Después de tantos intentos el maestro Arias tomó el papel con la letra y le dijo a Raul López que siguiera los movimientos de sus labios y así prácticamente “doblando” se grabó un tema exitoso. Eso sí, se cuidaba muy bien de aclarar Edmundo, cuando Raul dominó la cuadratura, se le midió a todo hasta bambucos que es lo más difícil que  hay. Pero el triunfador colombiano tenía deparada otra sorpresa: compone, siendo  ya cantante estelar de Edmundo Arias un bolero, perdido, que fue exitazo del 55: “no creas mujer/ que por ti mucho he sufrido/ no te he querido/ ni jamás te podré amar/ te fingí amor/ para olvidar a otra mujer…” Y posteriormente se convierte en el artista más vendedor del año 56 cuando graba inicialmente para Codiscos con la orquesta de Edmundo Arias aquel tema JUANITA BONITA que posteriormente plasmaría en Metrópoli también con buenos resultados triunfando además contra otro pronóstico: “que segundas partes no son buenas”. Sin embargo en el aspecto sentimental Cupido le toma como objetivo y auncuando es correspondido vivió otra frustración: no pudo tener descendencia y adoptó entonces una niña que se convirtió en su adoración y también, involuntariamente desde luego, indirectamente esa niña ocasionó su muerte como había ocasionado que a pesar de sus triunfos pese a que sus grabaciones habían sido exitosas no solo en Colombia sino en exigentes mercados internacionales, Raul no se animara a una gira allende los mares propuesta muchas veces y otras tantas rechazadas por “motivos familiares”. En una ocasión en su etapa más exitosa 56-57 casi se anima a salir pero el destino le juega otra  pasada: sufre un infarto y debe naturalmente recuperarse. Cuando ya estaba otra vez “ready” como decía Edmundo, un domingo en la tarde en la casa del músico valluno en Cundinamarca con Carabobo se hallaban siguiendo las carreras de caballo por TV. Raul era fanático de la hípica y ya llevaba un cinco agarrado. En la última el caballo que el cantante tenía anotado iba punteando. Pasa de “la tierra derecha” siguen corriendo y cuando falta poquísimo el condenado Ocángaseiro pierde por una nariz. Esta vez el infarto casi le da a Edmundo al pensar que le iba a dar otra vez la pataleta porque vio que Raul se puso pálido y se le iba a morir su cantante;  pero no. Raul López también triunfó ante la trastada de su corazón aquella tarde en que estuvo a punto de ser millonario y solo pudo cobrar un cinco que pagó unos pocos miles de pesos. Posteriormente Raul se pasó a la agrupación de Ricaurte Arias primo de Edmundo que tenía un contrato con el Jardín Pilsen Cervunión y con él actuó hasta el día de su muerte. Raul acostumbraba después de trabajar hasta las 4 de la mañana ir a la Plaza de Mercado Galerías de Guayaquil a comprar frutas para su hijita. Aquella mañana nefasta salió también con ese noble propósito y un vehículo perdió la dirección y lo arrolló causándole la muerte en forma instantánea. Lo desgraciada, lo horriblemente increíble es que el carro se metió al local de frutas donde estaba el cantante, quien había dejado recién las cintas para una grabación imperecedera, su último éxito: el bolero LOCA ANSIEDAD que fue lo que lo acompañó a él durante toda su existencia. Todo aquel que vivió sus años lindos entre el 55 y el 60 especialmente, no podrá olvidar jamás a este cantante valluno que enmarcó con su voz y sentimiento una época inolvidable. Si triunfar es derrochar bienestar y billete no está bien empleado el calificativo; pero si sobreponerse a tantas adversidades, si luchar con valentía con la vida misma y perder con trampa solo con la soberana de la guadaña de plata, es ser un gran triunfador, RAUL LÓPEZ tiene bien merecido el slogan con el que se le conoce: “EL TRIUNFADOR COLOMBIANO”.

3 comentarios:

  1. Gracias por compartir un poco de historia de este gran artista

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  2. Un conocido me refirió la historia de su muerte, hace un tiempo; conversando con mi padre al son de unos aguardientes, la confirmo. Gracias por este dilucidador y completo pasaje de uno de los artistas más bellos del país.

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