Por favor permítanme un proemio como hubiera
dicho un copieta del propio Cantinflas, antes que las chicas del Fb se enojen
porque solo me he ocupado de juegos para
varones, aunque no he dejado de mencionar algunas damas. Es que antes las niñas
ya a los doce años dejaban las rondas infantiles y los juegos de muñecas y
chismecitos de cocina y empezaban a adquirir conocimientos como futuras amas de
casa. Los varones en cambio aún
terminado el bachillerato y estudiando carrera profesional o dedicados a otras
cosas importantes seguían siendo esquineros. Hoy las niñas desde los doce años
empiezan a “mostrar la mercancía” y a
los trece ya amamantan muñecos de carne y hueso. Y vaya Ud a hablarles
de “la marisola”, “el ambo, ato (sic) materile rilero”, o la “pájara pinta”. Si
no le corren la madre y le dicen cara de algo, porque tienen un
jetabulario…es porque no tienen ni idea
de lo que Ud les está hablando. Así pues, entremos en materia:
Se llamaban “de
sardinel” porque ellos eran las pistas adecuadas para jugarlos, pues se
prestaban para pintar con tiza, carbón y hasta pintura, los respectivos
diagramas. El “zorro” por ejemplo era un rectángulo alargado, dividido por una
raya en la mitad colocándose a izquierda y derecha otras rayas que formaban
asteriscos. A la izquierda se colocaban unas piedrecitas que eran las gallinas,
y a la derecha, en todo el centro, un solo pedrusco que era el zorro ( pero no
Rincón) cuya misión era comerse las gallinas y éstas luchaban por encerrarlo,
todo con movimientos iguales a los de la dama. Ganaba el que primero lograra su
objetivo.
El “ahogao” que otros
llamaban “quemao”: se pintaba en el sardinel un muñeco burdo dentro de un
rectángulo pequeño y a la derecha se colocaban guiones separados para escribir
cada una de las letras del vocablo materia del juego. Si alguien decía una
letra de esa palabra, se le anotaba en uno de los guiones, y si no era, al
muñequito se le iba pasando sombras desde los pies hasta la cabeza. Si daban
con el término escogido antes de ser cubiertos por completo, ganaban, si no se
ahogaban y perdían.
Los dados, muy simple y
conocidísimo: Se usaban dos dados, se hacía con la mano un movimiento que se
usaba por fuera como grosería, plebedad. El de mayor puntaje ganaba.
El “cuco”, muy similar
en el movimiento que parecía grosería de la mano, solo que se lanzaban granos
de maíz, cuatro en total, a los cuales se les había pintado con algo uno de los
lados. Al lanzarse por cada grano que cayese con el pintao pa’ arriba, se
anotaban 10 puntos. Si se llegaba a 40 era casi el triunfo, porque muchas veces
alguien lograba que sus cuatro granos cayesen todos del lado pelao: “Cuco”!
gritaba y ganaba. Estos juegos se pagaban con cajetillas vacías de cigarrillo o
con botones diversos, tanto porque las enseñanzas recibidas prohibían el ”juego
a plata”, cuanto porque los pelaos siempre andaban limpios, pero ah ganas que
tenían de apostar con monedas de a cinco, de a dos, o siquiera de un centavo.
Estos eran los juegos de las barras esquineras de las que yo he escrito
crónicas en los periódicos locales, pero no tocando lo de sus juegos. Respecto
a los de calle, mencionaremos muy de pasada porque son conocidísimos y hasta
simplones como la uñita con bolitas de cristal y también “el volteao” lanzando
un cipote bolón de acero que recibía en piconazo alguien( a Emilio Colina
q.e.p.d. le mocharon una falangue con esa vaina ) y entonces con el bolón se
golpeaban los bordes de algunas monedas para voltearlas y agarrarlas enseguida.
Y he dejado para terminar, el trompo. Juego a mi juicio que debía ser deporte
Olímpico porque había verdaderos artistas en su manejo. Yo que apenas llegaba
al “pita jalá” me embobaba viendo a esos tipos lanzando el trompo, cogiéndolo
con la pita, bailándolo en la palma de
la mano y hasta en la uña del pulgar, haciendo bellezas con sus monas,
luciéndose en el “paseo sin fin” y como verdaderos maestros preparar su trompo con
la pita de tal manera que echándoselo al hombro y dándole “mapolazos”, abrían
“juracos”en el otro trompo y dicen que hasta llegaban a partirlos en dos. Eso
yo nunca lo ví; pero tampoco es que lo dude abiertamente. Bueno amigos esto ya
está suficientemente largo y no puedo
seguir; solo advertir a los “papistas” que la crónica no incluye juegos
colectivos, como chequita, bola e’ trapo, la lleva, la tiene, cuatro ocho y
doce, la libertad, etc.
Y se ilustra
merecidamente con un tema cantado por ISMAEL RIVERA CON CORTIJO Y SU COMBO
dedicado al: TROMPO
Totalmente de acuerdo en lo del trompo, en mi niñez tambien vi a personas hacer bellezas y tambien pude ver no una, sino varias veces partir un trompo por la mitad y recuerdo un anecdota de adolescente, en el pueblo habia un carpintero-ebanista de apellido Padilla, muy bueno en su oficio, quien tambien elaboraba trompos con madera de guayabo y otras; en una ocasion yo me encontraba con otros muchachos mas, jugando a la olla con los trompos y al que perdio, de un solo mamonazo le estaparon mitad y mitad su trompo nuevecito que le habia recienn comprado al señor Padilla y de la rabia se puso a llorar y fue donde el y le revento las dos tapas en una ventana de vidrio que alli habia.
ResponderBorrarMe agrada mucho que haya corroborado la veracidad de mi crónica; pero más me gustaría que lo haga también en mi muro.Saludos.
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