Siempre
tratamos de llevar al público aspectos desconocidos de artistas cuyo mérito es
innegable y sin embargo se les reconocen poco, cuando no se les ignora por
completo. Tal es el caso de POMPILIO RODRÍGUEZ MORENO, sin la menor sombra de
duda el baterista más grande de Colombia, cuyas calidades de músico y de
persona fueron innegables. Formó parte del famoso clan de los hermanos
Rodríguez, cada uno de ellos pieza importante de nuestra farándula; todos se
fueron ya: TOMASITO, EFRAÍN, y LUCHO el gran maestro que legó a Colombia la
fama de un vals que compartió flores y banquetes con los más grandes valses de
Viena: TRISTEZAS DEL ALMA. El 1° de Abril de 1929 en Arjona Bolívar la familia
Rodríguez Moreno tuvo un miembro más quien junto con sus hermanos se vino a
Barranquilla en 1939 a residir en la larga cuadra que forma la calle 39 entre
las carreras 46 y 50. El paso siguiente era buscarle colegio al espigado pelao
que gustaba de golpear con un palo o con los dedos índices todo cuanto hallara a su alcance. El viejo colegio
Marceliano Corbacho de la calle 45 con la carrera 36 le albergó en sus aulas y
el profesor Jorge Álvarez Camargo le nombró rápidamente coordinador musical del
plantel, no tanto porque le gustara aquella idea, sino para hallarle solución
ventajosa al problema que representaba Pompilio con sus solos de pupitre a
golpe de lápices y reglas .Los años pasaron y en 1945 Pompi discípulo
aventajado de su hermano Efraín mereció el honor de integrar la orquesta de su
otro hermano Lucho y con ella salió a recorrer la república. Su primera
actuación significativa fue cuando vino Myrta Silva la pimentosa vocalista
boricua y no había bongosero disponible o capaz de acompañar a aquella mujer
que tenía tanto swing que la llamaron “el ciclón de Puerto Rico”. Alguien
recomendó a Pompilio y como este era solo un pelao de 15 años tuvieron que
decirle a Myrta que el chico era un bongosero precoz nativo de Cuba y que
estaba por acá. El acompañamiento resultó de primera y la Silva decía después
que a ese muchacho “le roncaban los motores” .No obstante a Pompi le gustaba la
batería y con todo el entusiasmo con que se acometen las actividades que nos
agradan, progresó tanto que se cambiaron los papeles :Efraín tuvo que ser
bongosero y Pompilio se convirtió en baterista de la Orquesta de Lucho cuando
apenas tenía 19 años. En el año 48 después de una serie de peripecias en la
capital del país a raíz del 9 de Abril, la orquesta consigue un buen contrato
para Venezuela donde tienen éxito tal que son contratados a su regreso para
animar los grandes programas nacionales de COLTEJER TOCA A SU PUERTA,
reforzando el staff con la inclusión de un trompeta que tendría que ser años
más tarde capítulo aparte en la historia musical de nuestra tierra: el maestro Pacho
Galán. Allá por el 55 Lucho deja la
dirección a cargo del maestro Pacho y se inicia la nueva era de la orquesta ya
complementada con músicos que provenían de la Atlántico Jazz Band que se había
disuelto y con ellos se hace una buena cantidad de grabaciones en 78 para el
sello Tropical. Antes del furor del merecumbé Pompilio hizo un éxito
extraordinario con la Orquesta de Pacho y que vocalizó su hermano Tomasito: EL
POLLERÍN el cual tiene su anécdota: a la salida de una actuación en una emisora
antioqueña la orquesta halló una especie de manifestación de mujeres todas
enpollerinizadas que iban a darle por la cabeza al autor de aquel número en el
que se metían con ellas en un estribillo que decía:” sin sayas te quedarás/ lo
mismo que el pollerín/ quisiera verte en la playa pa’ ver si es cierto/.” En
plan de compositor hizo otros temas que pegaron: LA CRÍTICA, EL ESTORBO,
MERECUMBÉ ATORNILLAO, QUIÉN MANDA AQUÍ; luego LA NOVIA, EL BAILE DE LOS SAPOS,
EL PARADERO y A CABALLO. La orquesta internacional de Chucho Sanoja cantando el
cubano Kiko Mendive grabó también el merecumbé La Crítica. Con Pacho Galán
estuvo más de 10 años hasta 1963 tocándole parte significativa en el éxito del
merecumbé, el chiquichá, el tuki tuki, el caminaíto y el mece mece y viajó por Venezuela,
Panamá y toda Centroamérica. Luego pasó a integrar la orquesta del “muñecón”
Alex Acosta, una buena banda que sin embargo duró poco. Su siguiente “club” fue
la famosa Sonora del Caribe de los hermanos Pompeyo, agrupación con la que
trabajó los diez años siguientes, grabó varios números, acompañó a artistas
internacionales y viajó bastante también. Entre el 63 y el 73 en su permanencia
con la Sonora, prestó la camiseta porque se fue enrolado con el conjunto de
Toño Criales a unas presentaciones en Curazao donde sus endiablados solos de
batería conquistaron al público. Su recorrido continúa y pasa a ser el
baterista de la agrupación de Adolfo Echeverría, con la cual actúa en los
Estados Unidos. En 1977 pasa a la otra Sonora criolla, “La Sensación” y en el
80 estuvo con Ariza y su combo. En aquel año recibe propuestas de agrupaciones
venezolanas cuando le llaman casi simultáneamente La Tremenda y Los Melódicos.
Quería vincularse a la organización Capriles pero le surgió un inconveniente de
visa y no pudo en aquella oportunidad. Me contó algo insólito: que por su
“Merecumbé atornillao” pese a las reconocidas ventas que tuvo solo le dieron $9
de regalía; sin embargo aquello lo consideró como un trofeo y sin armar ningún
barullo (es bueno recordar que Pompilio fue uno de los más caballerosos
artistas ) cogió su cheque y lo enmarcó. Añadió que costó más el trabajo de la
marquetería pero tuvo siempre, como el turco del cuento, “ su diploma de
pendejo”. Siempre consideró el gran baterista que su hermano Tomasito y los
también difuntos Víctor Piñero y el Cheo García fueron los mejores cantantes de
merecumbés y que la mejor vocalista de Colombia en todos los tiempos no ha sido
Matilde Díaz, ni Claudia sino EMILITA VALENCIA aquella fabulosa cantante que
tuvo la orquesta de Pacho en la segunda
mitad de los 50s. Finalmente ya en los 90s tuvo su propio grupo llamado “SON
CINCO” que dejó gratísimos recuerdos como los dejó Pompi cuando se fue
alboreando el siglo actual. GRANDE ENTRE LOS GRANDES. Partero del merecumbé y
artífice con el golpe que le dio, del éxito de ese ritmo ; además de su
premonitor de éxito haciendo: EL POLLERÍN
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