viernes, 6 de mayo de 2016

AQUELLOS JUEGOS DE SALA



Cuando escribo esto es una tarde de viernes y pienso que va a ser duro que me crean los que solo andan por los 50 que años hubo en que muchos jóvenes los viernes por la noche se abstuvieron de rumbear por ir a la casa de una familia amiga que era la sede de aquellos juegos de sala nocturnos. Y se pasaba tan agradable, era tanta la diversión que nadie pensaba en bailes ni en trago. La lotería, el siglo, la baraja española, y el  parqués o ludo eran los elementos principales en aquellas veladas matizadas de risas, comentarios chistosos, alegría, refrescos y pasabocas. La lotería, indudablemente el más popular, consistía en cuatro “herramientas” básicas: una bolsa de harina, noventa fichas de madera con números rojos en relieve del 1 al 90, varios cartones rectangulares de mediano tamaño con hilera de cifras y unos granos de maíz. Un pregonero que se alternaba tomaba el saco, metía la mano, revolvía y sacaba una ficha. Y había que ver que no solo debía uno saber jugar, tener suerte, sino además conocer la jerga con la que el tipo “cantaba” los números la mayoría de los cuales tenían su nombre: “unián cutiplán y múcura”( UNO)-“sin casco parió la mula”( CINCO)-“se hicieron las mujeres pa´los hombres”(SEIS)-“vicios y virtudes”( SIETE)-“novedades trajo el correo”(NUEVE)-“la docena”(DOCE)-“soledad”(TRECE)-“polaina”(DIECISIETE)-“la edad de Cristo”-(TREINTA Y TRES)-“los dos paticos”(VEINTIDOS)-“calibre e’ revolver”(TREINTA Y OCHO)-“joroba”(CINCUENTA Y NUEVE)-“para arriba y para abajo”(SESENTA Y NUEVE)-“el más viejo de los números”(NOVENTA) y tal vez otros que se hayan quedado en el tintero; pero esté seguro que hoy Ud aprendió el código secreto de la lotería. Bueno, había una manera de no pelar ningún número cantado y era jugar con cuatro cartones sin que esto garantizara tampoco que siempre iba a ganar. Yo recuerdo que a mí me gustaba jugar siempre con dos y daba guerra, y como todos yo tenía mi grito de júbilo cuando completaba las cuatro cifras:” trubenizó Francona”, porque este bonus-baby gringo del Willard se ganó varios premios metiendo home runs por encima de la barda que anunciaba “Camisas Primavera con cuello trubenizado” y Marcos Pérez anunciaba “home run trubenizado de Francona”, y finalmente otros términos inmancables:” línea” cuando apuntaba el primer número en su cartón; “ambo” cuando seguidito marcaba el segundo, “terno” gritaba, cuando le llegaba el tercero y Loteríaaaa” cuando coronaba. Bonito verdad? Que a ti no te gusta? Eche, a mí sí. Qué te pasa a tí?” Tú quieres peleá conmigo? JE JE JE.  Bueno venía el siglo que arrinconaba cartones y se jugaba solo con las ficha de la lotería. Había con “vira” (ese no me gustaba) y siglo limpio y pelao  que consistía en sumar con las fichas cantadas CIEN o el número más cercano a este, y el primero que lo hacía ese ganaba: SIGLOOO! Para mí era más emocionante porque la “vira” era como una limitante pues se ponía una ficha como tal y ya se partía de esa base para llegar al siglo; pero eso propiciaba que eran muchas las veces  que uno se pasaba de cien y perdía. Había unas sub condiciones del reglamento que se desechaba la vira ya en desarrollo del juego o se pedía un cambio de ficha cantada…en fin, era como más complicadito. El propio siglo era como ya anotamos. Venía entonces el ludo que la verdad era como la segunda división de la liga. Una especie de cruz con casillitas.Se jugaba con dos dados a veces uno solo y se iba avanzando en aquellos carriles, corriendo el riesgo que otro llegara a la misma casilla donde uno estaba y  lo botara teniendo que empezar de nuevo. Había otras reglas varias y otros arreglos no convencionales entre los participantes como  jugar con puente, sin puente, soplando no soplando .En lo que a mí concierne por algún chasco que me pasó, y siendo yo tan cabalístico, llegué a cogerle “mufa” a ese juego. Antes de culminar con el juego de cierre, quiero advertir que no he olvidado el dominó,  pero no lo cito porque para mí ( y para muchos ) siempre ha sido un juego de cantina, bullanguero y problemático. Eso nunca tuvo la finura de un juego de sala. Entonces culminemos con la baraja y sus variantes de LA NUEVE, LA  VEINTIUNA, LA CARGA E’ LA BURRA y el POKINO, adaptación rara entre la baraja y la lotería con reglas un poco difíciles para los neófitos. La baraja española en cambio no tenía problema pues era completar con cartas los números nueve o veintiuno y la carga de la burra” era que se ponía una carta base, algo como una vira, y si el jugador no la tenía, debía “comer” es decir, buscar carta, carta y carta hasta encontrar la conveniente y por tanto se iba llenando de barajas. Al final quien menos tuviera ganaba. Bueno amigos, recuerden que esta ha sido una evocación inefable de juegos sin mayores intereses económicos, ni que causaran dependencia perjudicial para el organismo ni para el bolsillo .Pura diversión. Nada de póker, ni continental, ni bakarat, cosas de tahúres y grandes casinos, una escena de las cuales nos dramatiza  en vivo Daniel Santos con la Sonora Matancera en: LAS SIETE Y MEDIA. 

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