lunes, 2 de mayo de 2016

EL POMPI EN LOS CUEROS



Siempre tratamos de llevar al público aspectos desconocidos de artistas cuyo mérito es innegable y sin embargo se les reconocen poco, cuando no se les ignora por completo. Tal es el caso de POMPILIO RODRÍGUEZ MORENO, sin la menor sombra de duda el baterista más grande de Colombia, cuyas calidades de músico y de persona fueron innegables. Formó parte del famoso clan de los hermanos Rodríguez, cada uno de ellos pieza importante de nuestra farándula; todos se fueron ya: TOMASITO, EFRAÍN, y LUCHO el gran maestro que legó a Colombia la fama de un vals que compartió flores y banquetes con los más grandes valses de Viena: TRISTEZAS DEL ALMA. El 1° de Abril de 1929 en Arjona Bolívar la familia Rodríguez Moreno tuvo un miembro más quien junto con sus hermanos se vino a Barranquilla en 1939 a residir en la larga cuadra que forma la calle 39 entre las carreras 46 y 50. El paso siguiente era buscarle colegio al espigado pelao que gustaba de golpear con un palo o con los dedos índices todo cuanto  hallara a su alcance. El viejo colegio Marceliano Corbacho de la calle 45 con la carrera 36 le albergó en sus aulas y el profesor Jorge Álvarez Camargo le nombró rápidamente coordinador musical del plantel, no tanto porque le gustara aquella idea, sino para hallarle solución ventajosa al problema que representaba Pompilio con sus solos de pupitre a golpe de lápices y reglas .Los años pasaron y en 1945 Pompi discípulo aventajado de su hermano Efraín mereció el honor de integrar la orquesta de su otro hermano Lucho y con ella salió a recorrer la república. Su primera actuación significativa fue cuando vino Myrta Silva la pimentosa vocalista boricua y no había bongosero disponible o capaz de acompañar a aquella mujer que tenía tanto swing que la llamaron “el ciclón de Puerto Rico”. Alguien recomendó a Pompilio y como este era solo un pelao de 15 años tuvieron que decirle a Myrta que el chico era un bongosero precoz nativo de Cuba y que estaba por acá. El acompañamiento resultó de primera y la Silva decía después que a ese muchacho “le roncaban los motores” .No obstante a Pompi le gustaba la batería y con todo el entusiasmo con que se acometen las actividades que nos agradan, progresó tanto que se cambiaron los papeles :Efraín tuvo que ser bongosero y Pompilio se convirtió en baterista de la Orquesta de Lucho cuando apenas tenía 19 años. En el año 48 después de una serie de peripecias en la capital del país a raíz del 9 de Abril, la orquesta consigue un buen contrato para Venezuela donde tienen éxito tal que son contratados a su regreso para animar los grandes programas nacionales de COLTEJER TOCA A SU PUERTA, reforzando el staff con la inclusión de un trompeta que tendría que ser años más tarde capítulo aparte en la historia musical de nuestra tierra: el maestro Pacho Galán. Allá por el 55  Lucho deja la dirección a cargo del maestro Pacho y se inicia la nueva era de la orquesta ya complementada con músicos que provenían de la Atlántico Jazz Band que se había disuelto y con ellos se hace una buena cantidad de grabaciones en 78 para el sello Tropical. Antes del furor del merecumbé Pompilio hizo un éxito extraordinario con la Orquesta de Pacho y que vocalizó su hermano Tomasito: EL POLLERÍN el cual tiene su anécdota: a la salida de una actuación en una emisora antioqueña la orquesta halló una especie de manifestación de mujeres todas enpollerinizadas que iban a darle por la cabeza al autor de aquel número en el que se metían con ellas en un estribillo que decía:” sin sayas te quedarás/ lo mismo que el pollerín/ quisiera verte en la playa pa’ ver si es cierto/.” En plan de compositor hizo otros temas que pegaron: LA CRÍTICA, EL ESTORBO, MERECUMBÉ ATORNILLAO, QUIÉN MANDA AQUÍ; luego LA NOVIA, EL BAILE DE LOS SAPOS, EL PARADERO y A CABALLO. La orquesta internacional de Chucho Sanoja cantando el cubano Kiko Mendive grabó también el merecumbé La Crítica. Con Pacho Galán estuvo más de 10 años hasta 1963 tocándole parte significativa en el éxito del merecumbé, el chiquichá, el tuki tuki, el caminaíto y el mece mece y viajó por Venezuela, Panamá y toda Centroamérica. Luego pasó a integrar la orquesta del “muñecón” Alex Acosta, una buena banda que sin embargo duró poco. Su siguiente “club” fue la famosa Sonora del Caribe de los hermanos Pompeyo, agrupación con la que trabajó los diez años siguientes, grabó varios números, acompañó a artistas internacionales y viajó bastante también. Entre el 63 y el 73 en su permanencia con la Sonora, prestó la camiseta porque se fue enrolado con el conjunto de Toño Criales a unas presentaciones en Curazao donde sus endiablados solos de batería conquistaron al público. Su recorrido continúa y pasa a ser el baterista de la agrupación de Adolfo Echeverría, con la cual actúa en los Estados Unidos. En 1977 pasa a la otra Sonora criolla, “La Sensación” y en el 80 estuvo con Ariza y su combo. En aquel año recibe propuestas de agrupaciones venezolanas cuando le llaman casi simultáneamente La Tremenda y Los Melódicos. Quería vincularse a la organización Capriles pero le surgió un inconveniente de visa y no pudo en aquella oportunidad. Me contó algo insólito: que por su “Merecumbé atornillao” pese a las reconocidas ventas que tuvo solo le dieron $9 de regalía; sin embargo aquello lo consideró como un trofeo y sin armar ningún barullo (es bueno recordar que Pompilio fue uno de los más caballerosos artistas ) cogió su cheque y lo enmarcó. Añadió que costó más el trabajo de la marquetería pero tuvo siempre, como el turco del cuento, “ su diploma de pendejo”. Siempre consideró el gran baterista que su hermano Tomasito y los también difuntos Víctor Piñero y el Cheo García fueron los mejores cantantes de merecumbés y que la mejor vocalista de Colombia en todos los tiempos no ha sido Matilde Díaz, ni Claudia sino EMILITA VALENCIA aquella fabulosa cantante que tuvo la  orquesta de Pacho en la segunda mitad de los 50s. Finalmente ya en los 90s tuvo su propio grupo llamado “SON CINCO” que dejó gratísimos recuerdos como los dejó Pompi cuando se fue alboreando el siglo actual. GRANDE ENTRE LOS GRANDES. Partero del merecumbé y artífice con el golpe que le dio, del éxito de ese ritmo ; además de su premonitor de éxito haciendo: EL POLLERÍN

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