martes, 10 de mayo de 2016

AQUELLOS JUEGOS DE SARDINEL Y DE CALLE( ENTREGA FINAL )


Por favor permítanme un proemio como hubiera dicho un copieta del propio Cantinflas, antes que las chicas del Fb se enojen porque solo me he ocupado de  juegos para varones, aunque no he dejado de mencionar algunas damas. Es que antes las niñas ya a los doce años dejaban las rondas infantiles y los juegos de muñecas y chismecitos de cocina y empezaban a adquirir conocimientos como futuras amas de casa. Los varones  en cambio aún terminado el bachillerato y estudiando carrera profesional o dedicados a otras cosas importantes seguían siendo esquineros. Hoy las niñas desde los doce años empiezan a “mostrar la mercancía” y a  los trece ya amamantan muñecos de carne y hueso. Y vaya Ud a hablarles de “la marisola”, “el ambo, ato (sic) materile rilero”, o la “pájara pinta”. Si no le corren la madre y le dicen cara de algo, porque tienen un jetabulario…es  porque no tienen ni idea de lo que Ud les está hablando. Así pues, entremos en materia:
Se llamaban “de sardinel” porque ellos eran las pistas adecuadas para jugarlos, pues se prestaban para pintar con tiza, carbón y hasta pintura, los respectivos diagramas. El “zorro” por ejemplo era un rectángulo alargado, dividido por una raya en la mitad colocándose a izquierda y derecha otras rayas que formaban asteriscos. A la izquierda se colocaban unas piedrecitas que eran las gallinas, y a la derecha, en todo el centro, un solo pedrusco que era el zorro ( pero no Rincón) cuya misión era comerse las gallinas y éstas luchaban por encerrarlo, todo con movimientos iguales a los de la dama. Ganaba el que primero lograra su objetivo.
El “ahogao” que otros llamaban “quemao”: se pintaba en el sardinel un muñeco burdo dentro de un rectángulo pequeño y a la derecha se colocaban guiones separados para escribir cada una de las letras del vocablo materia del juego. Si alguien decía una letra de esa palabra, se le anotaba en uno de los guiones, y si no era, al muñequito se le iba pasando sombras desde los pies hasta la cabeza. Si daban con el término escogido antes de ser cubiertos por completo, ganaban, si no se ahogaban y perdían.
Los dados, muy simple y conocidísimo: Se usaban dos dados, se hacía con la mano un movimiento que se usaba por fuera como grosería, plebedad. El de mayor puntaje ganaba.
El “cuco”, muy similar en el movimiento que parecía grosería de la mano, solo que se lanzaban granos de maíz, cuatro en total, a los cuales se les había pintado con algo uno de los lados. Al lanzarse por cada grano que cayese con el pintao pa’ arriba, se anotaban 10 puntos. Si se llegaba a 40 era casi el triunfo, porque muchas veces alguien lograba que sus cuatro granos cayesen todos del lado pelao: “Cuco”! gritaba y ganaba. Estos juegos se pagaban con cajetillas vacías de cigarrillo o con botones diversos, tanto porque las enseñanzas recibidas prohibían el ”juego a plata”, cuanto porque los pelaos siempre andaban limpios, pero ah ganas que tenían de apostar con monedas de a cinco, de a dos, o siquiera de un centavo. Estos eran los juegos de las barras esquineras de las que yo he escrito crónicas en los periódicos locales, pero no tocando lo de sus juegos. Respecto a los de calle, mencionaremos muy de pasada porque son conocidísimos y hasta simplones como la uñita con bolitas de cristal y también “el volteao” lanzando un cipote bolón de acero que recibía en piconazo alguien( a Emilio Colina q.e.p.d. le mocharon una falangue con esa vaina ) y entonces con el bolón se golpeaban los bordes de algunas monedas para voltearlas y agarrarlas enseguida. Y he dejado para terminar, el trompo. Juego a mi juicio que debía ser deporte Olímpico porque había verdaderos artistas en su manejo. Yo que apenas llegaba al “pita jalá” me embobaba viendo a esos tipos lanzando el trompo, cogiéndolo con la  pita, bailándolo en la palma de la mano y hasta en la uña del pulgar, haciendo bellezas con sus monas, luciéndose en el “paseo sin fin” y como verdaderos maestros preparar su trompo con la pita de tal manera que echándoselo al hombro y dándole “mapolazos”, abrían “juracos”en el otro trompo y dicen que hasta llegaban a partirlos en dos. Eso yo nunca lo ví; pero tampoco es que lo dude abiertamente. Bueno amigos esto ya está suficientemente largo y  no puedo seguir; solo advertir a los “papistas” que la crónica no incluye juegos colectivos, como chequita, bola e’ trapo, la lleva, la tiene, cuatro ocho y doce, la libertad, etc.

Y se ilustra merecidamente con un tema cantado por ISMAEL RIVERA CON CORTIJO Y SU COMBO dedicado al: TROMPO

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo en lo del trompo, en mi niñez tambien vi a personas hacer bellezas y tambien pude ver no una, sino varias veces partir un trompo por la mitad y recuerdo un anecdota de adolescente, en el pueblo habia un carpintero-ebanista de apellido Padilla, muy bueno en su oficio, quien tambien elaboraba trompos con madera de guayabo y otras; en una ocasion yo me encontraba con otros muchachos mas, jugando a la olla con los trompos y al que perdio, de un solo mamonazo le estaparon mitad y mitad su trompo nuevecito que le habia recienn comprado al señor Padilla y de la rabia se puso a llorar y fue donde el y le revento las dos tapas en una ventana de vidrio que alli habia.

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    1. Me agrada mucho que haya corroborado la veracidad de mi crónica; pero más me gustaría que lo haga también en mi muro.Saludos.

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